La especie humana ha practicado la
caza desde la prehistoria, era la primera y principal ocupación de los hombres.
Se considera que los primeros grupos humanos utilizaron un sistema de caza, pesca y recolección muy eficiente para
garantizar el poblamiento del planeta. Se estima que más del 80 % de los
grupos humanos en la actualidad son herederos de este modo de producción basado
en el desarrollo de incipientes tecnologías y técnicas primitivas de
recolección, cacería y pesca.
El humano comenzó a cazar para subsistir, y así sigue siendo
actualmente en muchas partes del mundo. La caza de subsistencia es aquella
actividad que se realiza con la finalidad de obtener proteína animal o
subproductos de caza para satisfacer las necesidades propias de los grupos
humanos ligados a zonas rurales donde la disponibilidad de especies cinegéticas
es alta.
La caza era antiguamente permitida a todo el mundo. Los romanos no
habían formado todavía de ella un punto de jurisprudencia. La ley Sálica contenía ya
algunos reglamentos relativos a la caza, pero no coartaba en nada el derecho
natural de esta. Poco a poco se fueron introduciendo leyes y formando
reglamentos para el ejercicio de ella, no permitiendo en ciertos países el
dedicarse a cazar sino a la clase distinguida de la sociedad.
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